A veces, más de las que debieran ser, entregamos nuestro tiempo y atención a los demás de manera constante. Ocupamos el tiempo con miles de cosas que creemos necesarias y obligadas, y olvidamos mirar hacia nosotros, a nuestro interior y nuestro cuidado como seres únicos que todos somos. Únicos, como únicos son nuestros pensamientos, nuestras emociones, únicas nuestras ideas, nuestros gustos…
También tenemos que aprender a cuidarnos. Debemos encontrar el momento, los motivos y las razones para dedicarnos un tiempo. Un tiempo para querernos y ponernos en el primer plano de nuestro interés como padres, madres, y personas adultas que desde la responsabilidad y el respeto, disfrutan en libertad para crecer y aprender de cada experiencia de la vida. Dedicamos nuestro tiempo a vivir los días y con demasiada frecuencia olvidamos vivirlos como protagonistas del tiempo que nos toca vivir.