Buena salud emocional

Para que nuestros niños y niñas tengan una buena salud emocional, podemos ayudarles si somos capaces de cuidar la nuestra.
Estar atentos a lo que nos dicen, aún cuando no dicen nada, es importante. Es otra manera de establecer un vínculo de confianza y entendimiento con ellos.
Si incorporamos algunas rutinas en sus vidas y en las nuestras, podremos ayudarles a que vivan sus emociones de una manera más sana.
Por ejemplo, desde pequeños podemos ayudarles a que reconozcan y expresen sus emociones y se sientan libres para hacerlo. y nosotros con ellos.
Enseñarles a que busquen sus espacios de calma.
Muy importante para que gestionen sus emociones, y se comprendan a si mismos.
Que aprendan a tener rutinas emocionales sanas.
Al igual que limpiamos, recogemos y ordenamos nuestros espacios físicos, también podemos hacerlo con nuestros espacios interiores.
Enseñarles a que se alejen de la negatividad y pensamientos que condicionen de manera negativa, sus conductas.
Ayudarles a ver la realidad y resolver desde ella. Respetando lo que sienten en cada momento.
Educarles en el respeto por ellos mismos, y por los demás,
para que sean capaces de mantener unas relaciones personales saludables.
Intentar que se relacionen siempre desde lo que son como personas, y no desde lo que se les pide o se espera que sean para otros.
Parace difícil…
Pero no hay nada más fácil, que decir que algo es difícil,
y quedarnos en ello.
En LaCasadeB, os acompañamos, a vosotros y a ellos, en el apasionante camino de las emociones.
GRACIAS.
 
Fotografía de Annie Spratt

Mira quién soy

Cuando nuestros niños y niñas gritan, desobedecen, y tienen conductas que no nos gustan, tendemos a pensar, que lo que están haciendo está mal, y ya. Casi nunca nos paramos a pensar, que quizá haya algo más que una «simple» rabieta. Las prisas, las rutinas, horarios…la vida, a veces no nos permite preguntárnoslo.
Ellos tiene necesidades que cubrir. No solo físicas, si no emocionales.
Emociones reprimidas, experiencias que no han sabido resolver y ante las que se han encontrado indefensos. Y en las que nosotros no estábamos para guiarles y acompañarles.
Ellos al igual que nosotros, viven situaciones que hacen que sus emociones, bailen, se tambaleen, y de las que no saben salir airosos.
Pararnos, merece la sonrisa de ellos. Atender esas necesidades emocionales, puede ayudarnos a que se corrijan esas conductas que no nos gustan. Nos ayudará a acercarnos emocionalmente a ellos.
A nosotros mismos como padres. A cambiar esa visión de que ellos son solo nuestros hijos. Son personas con emociones, con reacciones ante lo que viven, como nosotros.
Merece la sonrisa pararse a pensar en ello…
La fotografía elegida parece que nos dice…»Mira quién soy…»
 
Fotografía de Marllon Cristhian Barbosa